Jueves 20. Segundo día

Teníamos el despertador a las 8 pero los “compis” nos han despertado a las 7:15.

Hemos bajado a almorzar, que menuda mierda de almuerzo… Un zumo aguado, un chocolate súper liquido y mermelada con un ñusco de pan más duro que cuando yo estoy en mi fase más cachonda.

Para bajar al centro hemos encontrado un bus (gracias a dios) en la plazza della staziones nos hemos bajado y hemos dado una vuelta por toda la ciudad.

Florencia es preciosa. Los tíos, buenísimos, que quitan hasta el hipo.

Hemos estado casi dos horas en una cola para entrara la academia delle belle arti, además de pagar 10€ para ver El David de Miguel Ángel, que la verdad es que impresiona su tamaño, y no me refiero al pene, si no a todo su cuerpo.

Cuando hemos salido hemos ido a comer a el McDonalds, es más caro que en España y más malo. Para las pizzas tendrán buena mano pero para la comida basura no.

Después de comer hemos ido a ver la catedral que es de las más grandes del mundo. Es alucinante.

Hemos continuado paseando por Florencia y haciéndonos un capuchino en la via espeziali corso a las 7 hemos decidido volver al albergue pasando antes por un súper para comprar cosas para cenar.

En el súper me he reído mucho, porque iba haciendo el tonto con los productos italianos.

Cuando hemos llegado al albergue, en nuestra habitación el chino ya no estaba. En su lugar un hombre mayor (hay que ver que mala suerte tenemos) que ya estaba acostado. Molestando lo menos posible hemos ido a ducharnos.

En la ducha le he podido ver el pene a un tío que había. Era guapo y estaba bueno, pero no tenía una gran cosa. Supongo que tendrá la polla de sangre jeje. También se ha duchado un chino de mi edad más o menos pero con calzoncillos, así que no he podido comprobar si es verdad que la tiene pequeña.

Después de la ducha hemos vuelto al cuarto para coger la comida. Hemos cenado en el comedor, habían españoles con cerveza san miguel y argentinos, (yo llevaba una camiseta de Argentina) Nos hemos preparado sándwiches y de postre yogurt de medio kilo.

Cuando hemos acabado hemos dado una vuelta por el alrededor del albergue. En unas sillas que nos hemos encontrado en uno de los jardines nos hemos sentado y hemos estado un buen rato hablando y leyéndonos nuestros sms del móvil (mientras escuchábamos llorar a una chica que había al lado)

A las 10:30 ya con frio, nos hemos subido a la habitación y nos hemos acostado.