Miércoles 19. Primer día
Al fin ha llegado el día.
Hemos tenido suerte y hemos podido embarcar pronto. Los primeros. Por lo que me he podido poner junto a la ventana, que es lo que más ilusión me hacia del avión.
El momento del despegue ha sido impresionante. Es una sensación que no se puede explicar.
Desde el avión hemos visto Ibiza por la ventana.
A las 2:30 hemos llegado al aeropuerto de Pisa, 20 minutos antes de lo previsto, porque hacia buen tiempo.
El momento de recoger las maletas ha sido un poco malo por si no salía alguna de las nuestras.
Una vez recogidas las dos hemos comprado los billetes de tren para ir al centro de Pisa. Nos creíamos que estaría lejos, pero no había ni 3 km.
Al llegar allí hemos dejado las maletas en las taquillas de la estación para ir más cómodos. Luego nos hemos ido a ver un poco la ciudad.
Imaginaos lo preciosa que es, las calles, las casas, las terrazas de las pizzerías (no hay una sola calle que no huela a pizza).
En la torre de Pisa nos hemos reído mucho, porque aparte de hacernos la típica foto aguantándola, hemos estado haciéndole fotos a la gente posando para hacerse la foto aguantando la torre.
También hemos podido ver las tiendas de D&G, Versace… donde un simple cinturón costaba 188€, y una chaqueta de lana, horrible, 570€.
Para merendar hemos probado nuestra 1ª pizza italiana. Una porción que cuesta 0,20€ más que aquí pero que esta mil veces mejor que la de muchos puestos de España.
Hasta las 6 de la tarde hemos seguido viendo la ciudad. Después hemos ido a la estación para ir dirección Florencia, que es donde dormíamos ese día. En pisa no hay albergue.
A las 7:30 hemos llegado a Florencia. Después de intentar encontrar un autobús que fuera hacia nuestro albergue (el único que hay) durante media hora, nos ha tocado ir caminando. ¡¡¡Casi 4 km!!! Ha ratos lo he pasado mal por el frio, estábamos alejándonos del centro y no había tanta luz, puentes metálicos perfectos para atracar y violar a la gente.
Pero bueno al final después de casi 2h. Caminando lo hemos encontrado.
Esta en la vía Le Agusto Rigui, la entrada al albergue es impresionante. Habrá como medio kilometro de bosque, con un camino muy oscuro y ruidos de la noche.
Cuando hemos llegado a la puerta nos hemos quedado flipados. Es inmenso y precioso, unos jardines enormes y unas vistas a montañas con palacetes preciosos.
Hemos recogido la llave y las sabanas sin ningún problema y hemos subido a la habitación a dejar las cosas, a verla y a ver si teníamos suerte de dormir solos.
¡¡Pero NO!! No ha habido suerte. Hay un chino súper antipático con nosotros. La habitación tenia 2 literas, a Doro y a mi nos han tocado las de arriba y el otro compañero era un ingles que llego más tarde.
Total que hemos dejado las cosas y hemos hecho las camas. Después hemos bajado ha comprar chocolatinas porque no teníamos mucha hambre, y hemos subido a comérnoslo a la habitación. Cenando ha vuelto el chino, es más raro que un perro verde y nos hemos acostado con la luz encendida. El chino que ha llegado el último no la ha apagado (que gente más rara)
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